LA PIEDRA DE LOS 32 POCITOS

La tradición oral y popular debe compilarse, confrontase y difundirse al igual que todas aquellas muestras y manifestaciones culturales de nuestros pueblos, pues son estas las que de una u otra forma evidencian aquellos hábitos, costumbres, religiosidad y folclor practicados por nuestros antepasados desde hace siglos, las mismas que fueron en bien de sus familias, las nuestras y porqué no de las futuras generaciones, pues aún algunas de estas perduran y siguen siendo practicadas por los locales. Es desde esta óptica y con el mismo fin, nos dirigimos al distrito de Chontalí donde encontramos “La Piedra de los 32 Pocitos”, que para muchos no tiene más significado que cualquier otra piedra, pero valdría preguntarnos ¿Cómo se formaron estos pocitos?, ¿Para qué se utilizó?, ¿Para qué se utilizó (a) el agua de los pocitos?, siendo preguntas que trataremos de dar respuesta en esta escueta nota.
Para tal efecto, iniciaremos por describir la ruta para llegar a la misma. De Jaén nos dirigimos al distrito de Chontalí – 3 horas aproximadamente en auto, camioneta, combi y/o cualquier otro tipo de unidad motorizada-a través de una carretera afirma. Estando en la capital del distrito emprendemos la caminata con dirección norte, por el camino que nos conduce a la Capilla San Antonio de Padua, de la cual se coge un desvío que está a la mano Derecha, camino que nos conduce también a la Catarata La Chorrera y después de 25 minutos aproximadamente de haber iniciado nuestros viaje desde la capital del distrito, como dicen los naturales “en la planada de la de loma”, a unos 15 metros del camino, entre los pastizales está ubicada esta hermosa piedra.
Al respecto el reconocido Ulises Gamonal, también hace la descripción geográfica, refiriendo que “Se halla cerca del cementerio antiguo del distrito Chontalí, en la huerta de propiedad del señor Artidoro Delgado…una piedra plana, ubicada en el margen derecha de la quebrada Chontalí, frente a las ruinas del "Coliseo" (2007, en su artículo: Pictografías y Grabados en Jaén: "Tacitas" de Chontalí). Ésta piedra tiene un tamaño aproximado de 1.80 cm de largo, 60 cm de ancho y espesor no cuantificable (está enterrada). Observando y haciendo un conteo minucioso, ésta tiene 32 pocitos, tacitas o tinajas como lo llaman los naturales y no 24 como refiere Ulises Gamonal, el cual alude en su artículo “Pictografías y Grabados en Jaén: "Tacitas" de Chontalí”, publicado en el 2007, el que citamos: “Son una serie de 24 pocitos esféricos y elipsoidales, que en forma continua están llenos de agua; tienen una profundidad de 3 a 10 centímetros”.

Según las investigaciones se presume que estos pocitos esféricos, elipsoidales y circulares se formaron tras la fricción de piedra sobre piedra y a la vez con el trabajo de las antiguos pobladores, ya que era en estas piedras donde se chancaba los frutos que se convertían en tientes utilizados en el arte rupestre, la cerámica, la textilería, así como para la cocina y alimentación, esta última es una costumbre que aún algunas personas lo practican en el distrito, con instrumentos similares (piedras) conocidos como el batán (piedra plana y grande) y el chungo (piedra pequeña en forma circular o esférica que sirve para chancar o triturar algo y que por la fricción del mismo forma pocitos en el batán), en el que se molía y aún se muele el maíz para los tamales, el quesillo para los quesos, la hoja del paico para el exquisito caldo verde y demás platas, frutos y semillas, cuya práctica se ha visto reemplazada por los molinos de manizuela. Así mismo se cree que dichos pocitos se utilizaron como moldes para hacer cerámica, lo cual también es probable.

Por otro lado la existencia de estos pocitos, según estudios, además de lo ya descrito, se considera como un “culto al agua”, tal como afirma Ulises Gamonal “Indicaría que eran piedras especialmente preparadas para rendir culto al agua o las lluvias”, lo cual respaldamos y coincidimos, más aún porque se ubica cerca a la quebrada Chontalí y la catara La Chorrera, tal como otra piedra de siete pocitos que se ubica en la misma dirección, más al oeste a unos 30 minutos de caminata, la cual también se ubica cerca de una pequeña quebrada. Además de ello hay también otras piedras de pocitos en el centro poblado de Tabacal y el Caserío Hualatán que están cerca del agua. Lo cual se reafirma con algunos testimonios antiguos, los que referían que en tiempos de sequía, se recurría a la misma con ofrendas, reverencias y se llenaba de agua los pocitos, para que las lluvias se hicieran presentes en el distrito. 
En la actualidad son los médicos curanderos y la medicina tradicional la que hace uso del agua que se aloja en los pocitos, para lo cual se recoge el agua de siete pocitos o tinajas como lo llama y utilizándose para curar la pena, el espanto, problemas del corazón y demás enfermedades que por su trabajo no nos han referido, pues la curación implica el solo hecho de beber el agua de las 7 tinajas.

Para terminar hacemos un llamado al DIRCETUR Jaén, Dirección Regional de Cultura, Municipalidad Provincial de Jaén, Municipalidad Distrital de Chontalí y autoridades competentes la custodia de este majestuoso emblema que evidencia el pasado maravilloso de Chontalí y por ende de nuestros pueblos y la Región del Marañón. 



Articulo publicado en el Diario ahora Jaén, el 29-08-2014

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