Estrategia y viveza política en las autoridades regentes

Por: Lic. Mario Campos Pérez

El pasado jueves nueve de febrero del presente año, salió un artículo en el diario la Industria de Chiclayo, cuyo autor increpaba de manera drástica la estupidez y la falacia como parte del discurso político en las autoridades regentes en la región Lambayeque. Por tanto, sentada las bases y un claro antecedente surge el presente artículo a fin expresar verdades, razones (sin razones), artimañas estratégicas y viveza popular de parte de autoridades en los diferentes estamentos (distritales, provinciales, regionales y hasta nacionales),  empleadas en la campaña y sobre todo durante el desarrollo de su gestión en curso.

En tal sentido, Horacio (2011) en su artículo “Para qué juran asumir el cargo”, sostiene que: “el juramento de los funcionarios, de los distintos poderes del Estado – en la Nación, en las provincias y en los municipios-, cuando se hacen cargo de sus funciones parece haber perdido el sentido (…) Parecería que poco importa, en estos lamentables casos, que se invoque a Dios, a las creencias religiosas, a los libros sagrados, o a la Patria; como, tampoco, que se declare el compromiso de desempeñar con lealtad o patriotismo el cargo”[1].


El autor -jurista, ex diputado y profesor- deja en evidencia, que por más sean las proclamas de obras y proyectos en la campaña, y en las suntuosas ceremonias protocolares de envestidura, poco o nada se hace realidad, y que cuando ejercen el cargo, prima la viveza, la estrategia y en el peor de los casos la estupidez -en muchos casos propia a su nula o baja educación y preparación, siendo más notoria en zonas rurales o alejadas de las capitales donde “estupidez y política van de la mano”(…) y “la necedad y falta de inteligencia en la enorme mayoría de nuestra clase política ha hecho que su labor como guía de organizadores estatales y de conductor de gobiernos en la lucha contra la erradicación de pobreza -por ejemplo- sea un fracaso (…) donde, las falacias de los políticos, sus variados argumentos para explicar porqué vivimos como vivimos[2], son ya parte de su vida diaria y cotidiana, hecho que también ha calado en los ciudadanos, que poco o nada les importa la administración de los recursos en sus localidades.


Un claro ejemplo de la incapacidad de las autoridades regentes, tenemos a las municipalidades de lima donde:, “Veintidós de los 43 concejos distritales de Lima (51%) han ejecutado de manera ineficiente su presupuesto, según un reciente estudio del Instituto Peruano de Administración Municipal (IPAM) (...) Según Marco Tulio Gutiérrez, experto en derecho municipal, pese a haber incrementado su presupuesto, no se entiende por qué algunas municipalidades no lo han invertido[3].

No obstante, a pesar de que las municipalidades se benefician con más recursos, estos simplemente no los usan, y la razón más acertada es que no saben ni cómo y en que emplearlos, sobre todo por su baja preparación en tales temas.

De otro lado está la estrategia de las autoridades -por ejemplo- el hacer pronunciamientos públicos, enunciando que se invertirán tantos miles de millones de soles en cierta obra, sin dar más detalles, pues de hacerlo la sorpresa es que de tal cantidad apenas una tercia o cuarta parte será desembolsada en el mismo año y lo demás en los siguientes años.


A sí mismo tenemos las artimañas empleadas el desarrollo de una obra, donde el costo de esta es sobrevalorado, en otros casos se prolonga más de lo previsto en la ejecución a fin de beneficiar a sus partidarios. A esto quiero añadir los corte del fluido eléctrico (sirve de ejemplo el distrito de Chontalí), y la estrategia utilizada es que “ciertos motores, turbinas, etc., se han averiado y pues tienen que comprarse nuevos”, además se llevan supuestos ingenieros para supervisar (su gente de campaña), pero en realidad muchas veces no deja de ser un invento, todo con el fin de hacerse del dinero porque en realidad los daños no san tan severos como los comentarios fluidos al respecto.

En fin no soy nadie, ni quien para juzgar, pero concuerdo con lo que sostiene Marcel Proust: “cada vez que alguien mira las cosas de un modo poco distinto, las cuatro cuartas partes de la gente no ve ni jota de lo que se les muestra”, y gracias a esta forma de ver las cosas me he ganado muchos criticones.

Finalmente quisiera compartir la historia del joven Salomón, el cual iba a reemplazar al rey David, y antes del hecho, se le apareció Jehová (Dios) en un sueño y le concedió la gracia de hacerle una petición y, en respuesta de ello, el nuevo rey no le solicitó ni éxito, ni larga vida, ni la eliminación de sus enemigos, sino le rogó que le conceda “un corazón dócil, para que sepa juzgar a su pueblo y distinguir entre el bien y el mal”. Este acontecimiento, relatado en el libro de los Reyes de la Biblia, fue recordado por el Papa Benedicto XVI, el 22 de septiembre del 2011, exhortando a los políticos a que se comprometan con la búsqueda de la justicia, la paz y el bien común, y no con su éxito personal o partidario, con su reelección o con su mejor posicionamiento social o económico. 


[1]Dr. Jorge Horacio Gentile. 2011. Para qué jurar al asumir un cargo. Córdoba.
[2]Diario la Industria. Jueves 9 de febrero del 2012. Lambayeque: de estupidez y política.
[3]El Comercio. Lunes 14 de noviembre de 2011. Disponible en: http://elcomercio.pe/peru/1333317/noticia-51-concejos-ineficiente-ejecucion-presupuesto_1

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