LA SEMANA SANTA DEL AYER
Acabamos de pasar tres días, que para mí y espero que otros hayan sido días
muy significativos, sobre todo de reflexión y reconciliación con el señor, sin
embargo creo y sobre todo por lo visto, para otros fue tan solo un feriado
largo más, de los que sirve para hacer turismo, comer en abundancia, reencontrarse
fervientemente con familiares y amigos, con los cuales no podía faltar la
diversión y sobre todo las chelitas y por ende las salidas a discotecas y pubs,
como si nada hubiera pasado o recordáramos.
Presenciar estos actos,me causó
sorpresa, y reflexionando un poco recuerdo que años atrás era diferente, no es
que añore tanto el pasado, pero creo que es evidente y supongo que me darás la
razón, que el pasado fue mejor que nuestro presente, solo como ejemplos podemos
encontrar grandes filósofos, matemáticos, escritores, músicos, etc., y
tratándose de semana santa, se añoran las costumbres, las que cada día se van
perdiendo, gracias al mundo globalizado en el que vivimos y al ineficiente
trabajo de las familias, escuelas y colegios que poco o nada hacen para
preservar las mismas.
Una semana santa del ayer, según recuerdo y por lo vivido, era guardar por
completo los tres días al Señor-Dios (jueves, viernes y sábado). El jueves era
infaltable asistir a la liturgia, pues donde vivía solo llegaba una vez al año
el sacerdote, los viernes leer la biblia y escuchar en completo silencio y con
nostalgia las estaciones que lo pasaban por radio, a la cual subíamos todo el
volumen y hacíamos un circulo junto a ella con mis demás familiares; en estas
circunstancias las lágrimas caían por las mejillas. El sábado guardábamos
fervientemente la resurrección de Jesucristo y luego de ello ya podíamos hacer
deporte o cualquier otra diversión, sana por supuesto. Así mismo recuerdo que
nuestro padre antes del jueves nos advertía que estaba prohibido pelear, reír,
discutir o silbar en esos días-y de haberlo hecho el domingo o lunes pagábamos
las consecuencias-porque era pecado, ya que era una imitación a lo que hicieron
con Jesús, ya que reírnos o estar alegres no era apropiado, porque en esas
fechas solo los diablos podían estarlo por la muerte de Jesús.
Sabemos que conforme uno va creciendo y con el paso de los años, ve las
cosas desde otra perspectiva, pero lo que he visto este fin de semana me ha
causado repugnación, porque ver a familias enteras gozando y bebiendo de lo más
normal, adolescentes, jóvenes y demás, divirtiéndose en discotecas sin reparo
ni reproche. Y cuando observo iglesias con poquísima afluencia, del mismo modo
las procesiones y/o estaciones, y las preguntas que me hago son: ¿Qué valores
enseñan los padres a sus hijos?, ¿Acaso se priorizan los derechos como el goce antes
que los deberes?, no se a donde llegaremos con esto, pero es lamentable y
espero algún día no ser parte ello.
Actualmente parce que lo bueno es aburrido y como a nadie le gusta
estar aburrido, trasgredimos las reglas y costumbres, con el simple hecho de satisfacer
nuestras necesidades, más aún cuando es un derecho.
Con lo recordado y repugnado a la vez, no pretendo que se repitan las costumbres que hicimos e hicieron nuestros antepasados, pero si preservar lo bueno-aquello que nos hace cada vez más humano-y darle coherencia, perfeccionarlas, para que nos ayuden a vivir mejor en sociedad, de acuerdo a nuestra naturaleza y conforme a la razón.
Con lo recordado y repugnado a la vez, no pretendo que se repitan las costumbres que hicimos e hicieron nuestros antepasados, pero si preservar lo bueno-aquello que nos hace cada vez más humano-y darle coherencia, perfeccionarlas, para que nos ayuden a vivir mejor en sociedad, de acuerdo a nuestra naturaleza y conforme a la razón.
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